Cuando se trata del cuidado de la piel, pocos pasos son tan esenciales como la hidratación diaria. Independientemente de tu tipo de piel —seca, mixta, grasa o sensible—, utilizar una crema hidratante es un gesto que puede marcar la diferencia entre una piel apagada y una piel saludable y radiante. Pero ¿por qué es tan importante este paso, y cómo se diferencia de otros productos como los serums? Te lo contamos a continuación.
¿Por qué es vital hidratar la piel todos los días?
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y actúa como una barrera protectora frente a factores externos como la contaminación, los rayos UV y los cambios de temperatura. Sin embargo, esta barrera puede debilitarse si no está adecuadamente hidratada, lo que resulta en:
Piel seca y escamosa: La falta de humedad puede provocar una textura rugosa y tirante.
Aparición prematura de arrugas: Una piel deshidratada tiende a mostrar signos de envejecimiento más rápidamente.
Sensibilidad aumentada: Cuando la barrera cutánea está comprometida, la piel se vuelve más propensa a irritaciones y rojeces.
Aplicar una crema hidratante a diario no solo ayuda a retener el agua en la piel, sino que también refuerza su función protectora, mejora su elasticidad y potencia su luminosidad natural.
La diferencia entre cremas hidratantes y serums
Aunque tanto las cremas como los serums tienen un lugar importante en una rutina de cuidado, sus funciones son diferentes y complementarias:
La importancia de aplicarse cremas hidratantes a diario: un paso clave en tu rutina de cuidado
¿Cómo integrar ambos productos en tu rutina diaria?
Limpieza: Lava tu rostro con un limpiador adecuado a tu tipo de piel.
Serum: Aplica unas gotas y masajea suavemente hasta que se absorba por completo.
Crema hidratante: Extiende una pequeña cantidad sobre rostro y cuello para sellar la hidratación.
Protección solar: Por la mañana, aplica un protector solar como último paso para proteger tu piel de los daños solares.
Conclusión
Incorporar una crema hidratante en tu rutina diaria es un gesto sencillo pero poderoso para mantener tu piel saludable y protegida. Y aunque los serums y las cremas cumplen funciones diferentes, juntos son el equipo perfecto para abordar las necesidades de tu piel en todos los niveles. Recuerda: una piel bien cuidada no solo se ve mejor, sino que también se siente mejor. ¡Tu piel te lo agradecerá!
Cremas hidratantes:
Textura: Más densas que los serums, contienen ingredientes que sellan la
humedad en la piel.
Función: Actúan principalmente en las capas externas de la piel, manteniéndola
suave y protegida frente a agresores externos.
Aplicación: Se utilizan como paso final para garantizar que la piel permanezca hidratada durante todo el día o la noche. Trabaja sobre las células que están en superficie, por eso los resultados a nivel de sensación de confort, se pueden notar al instante, pero que eso no te engañe, esas células ya están muertas y a punto de caerse.
Serums:
Textura: Son líquidos o geles ligeros con una concentración alta de principios activos.
Función: Penetran profundamente en la piel para tratar problemas específicos, como arrugas, manchas o falta de firmeza.
Aplicación: Se utilizan después de la limpieza y antes de la crema hidratante. Su acción no reemplaza la hidratación, sino que la potencia, ya que actúa sobre las células que están en capas más profundas
y verás el resultado al cabo de un mes o mes y medio.